miércoles, 14 de enero de 2009

Ititerario en el parque

Ititerario en el parque

Una mañana al despertar noté que me había dormido sobre el brazo derecho, probablemente estaba tan cansada que no me percaté y así dormí toda la noche sobre él.
Al tratar de vestirme me costaba mucho trabajo (se me había entumecido y el hormigueo hacía todavía más desagradable el intentar moverlo). Tuve que hacer todo con el brazo izquierdo, no tenía mucha fuerza, de vez en cuando tropezaba con las cosas al rededor torpemente, vestirme resultaba igual de complicado, entonces, tuve que pensar en hacer cada cosa (cuando casi siempre lo hacía en automático), ya no sabía por dónde comenzar al vestirme, si por la cabeza o por los pies.
Al terminar decidí ir al parque, era temprano y aún tenía tiempo, salí de casa con el brazo adormecido pero la sensación de hormigueo había disminuido, ahora sólo sentía como comenzaba a ponerse rígido, me senté en una banca y enseguida vi un pájaro muy cerca de mis pies, no era un pájaro normal, caminaba en círculos y a veces dirigía la mirada hacia puntos específicos de mi rostro: un ojo, la ceja, la nariz, el mentón, la frente, etc. Hubo un momento en que sentí su mirada tan fijamente que me desconcentró, lo vi perplejamente, hasta que por fin dio un salto agitando sus alas para llegar a mi lado. Yo estaba consternada, por un momento traté de alejarlo con mi mano, pero... no pude moverla.
El pájaro seguía mirando fijamente y de repente dio un picotazo a mi brazo, creí que me iba a doler, pero no, no sentí nada, lo único que alcancé a percibir fue un sonido hueco, como de madera, entonces creí que en lugar de haberme dado el picotazo a mí, se lo había dado a la banca. Estaba pensando en esto cuando volvió a hacerlo. Seguía junto a mí (sólo que más lejos), yo lo observaba, de repente oí una voz.
No tienes que ser tan grosera.
Volteé a mi al rededor asustada para ver quién me hablaba, sin embargo no había nadie, así permanecí unos momentos hasta que la misma voz nuevamente dijo:
¿estás esperando a alguien?
No comprendía nada hasta que me dí cuenta de que el sonido provenía de aquel pájaro. Así que le pregunté:
¿cómo es que puedes hablar?
De la misma manera que tú -me contestó.
El hablar es propio de los seres humanos no de las bestias -le dije un poco temerosa.
Tú no eres un ser humano, por eso puedo hablar contigo.
¿qué dices? ¿que no soy un ser humano? ¿entonces qué soy? -pregunté sarcásticamente.
¿No sabes quién eres? -me preguntó.
Claro que sé, mírame, tengo dos ojos, una nariz, una boca, soy un ser humano, tengo cuerdas vocales con las que puedo articular palabras.
Parece que no entiendes nada. Crees que eres un ser humano de carne y hueso, pero eres de madera.
De lo contrario dime: ¿por qué no sentiste dolor cuando te piqué el brazo?.
Porque está dormido, eso es todo-respondí.
¿Y porque suena como madera?
no sé -contesté y un gran miedo me invadió.
Era verdad, no podía mover el brazo, estaba ahí inmóvil, y tampoco lo podía sentir, intenté pellizcarlo pero... ¡oh sorpresa tampoco el otro lo podía mover!
Parecía que la piel se había pegado al hueso, a demás estaba seca. En verdad parecía de madera. De hecho, los dedos estaban tallados y tenían ángulos. Estaba sorprendida. Percibí que le colgaban unos hilos.
¿Que edad tienes? -preguntó el pájaro-.
Comencé a dudar, no lo recordaba perfectamente ¿qué me sucedía?
nu..e...ve...sí. No hace mucho que los cumplí.
¿No me recuerdas?
En mi vida te había visto.
¿de verdad no me recuerdas?
No
Intenté recordar pero mis recuerdos se disolvían, se esfumaban como un sueño vago, y entre más tiempo pasaba más desesperante era tratar de recordar, parecía como si lucharan contra el tiempo.
¿Por qué? ¿Qué pasó? -Le dije- ¿porqué no recuerdo nada de lo que hice ayer?
Parece que tus recuerdos se los lleva aquel hombre con los hilos de tu vida.
Observé a un señor que se alejaba con una valija entre los árboles. De pronto me percaté de que no me podía mover: nada, estaba paralizada, ni un pie, ni una mano...
¿por qué no me puedo mover? ¿estoy viva?...o...¿no? Estoy soñando ¿verdad?, ¿esto es un sueño? -no hubo respuesta-. Si no estuviera viva no podría pensar, entonces esto es una pesadilla, así que...¡despierta!-me dije-. Pero todo seguía completamente igual.
No podría comprobar que esto es un sueño, ni que está usted viva en un sueño o en la realidad. Como sea, usted no es un ser humano de carne y hueso. Al menos dentro de lo que se puede ver.
Todo me parecía absurdo e inconexo ¿a qué se refería con los hilos de tu vida?. Me había irritado, asegurar que yo no era un ser humano nada más por mi apariencia -pensé- eso sí que no. Así que le dije:
¡eso no es cierto!
Aquel grito histérico alejó al pájaro. Comprobé con la mirada que era cierto. Yo era de madera, ya carcomida y vieja. No me podía mover de aquella banca. Y lo único que podía hacer era pensar...pensar...Entonces ¿qué iba a hacer?
Una gran desesperación comenzó a invadirme, ¿qué hacía yo convertida en palos e hilos?¿porqué?Así que añadí rogando.
Por favor, dime qué me pasa si lo sabes, ¿por qué no me puedo mover?
Nunca te moviste por tí misma.
Cómo era posible eso, que yo no controlara mis movimientos.... entonces... ¿quién?
Como si aquel ave hubiera escuchado mis pensamientos me dijo:
¿sabes porqué no recuerdas quién eres?
No. Dímelo -dije ansiosamente y añadí-¿estoy loca?
No. bueno... no sé. Eso nunca se sabe.
Bueno entonces dime ¿quien soy?
¿yo? ¿Quieres que yo te diga quien eres? Eso es imposible. Mejor dime tú quién crees que eres.
Pues no sé, si no, no te lo preguntaría ¿no crees?
Parece que usted tiene un problema de identidad.
¡ya basta! -dije angustiada-.
Como quieras -dijo-, si quieres me voy.
Sí, vete -dije secamente.
Se fue aquel ave y me sentí sola, pero estupefacta, embotada de sentimientos, intenté llorar y no pude. Me concentré y no pude.
El tiempo se acababa y pensé que si al menos recordara una sensación cualquiera... Pero no podía, el tiempo pasaba rápidamente y la angustia crecía con él ¿Qué hacer? Me miraba y me preguntaba ¿quién era yo? y ¿qué hacía ahí? ¿Por qué no me podía mover? ¿Por qué no recordaba nada? ¿Soy nada? No, no puede ser, la nada no piensa- me dije. Pero ¿Por qué siento el tiempo? ¿Por qué me pesa tanto?
Estaba en estas cavilaciones cuando... el mismo pájaro se me acercó y comenzó a cantar. Sentí una gran paz, estatismo que paró los pensamientos incesantes, sin embargo, parece que el estatismo era absoluto, mi mundo había dejado de girar, junto con mis ojos, mis miembros y todo lo demás, podía percibir la música, pero no podía voltear la cabeza y mirar a aquel pájaro. El sentido del tiempo se había perdido (para mi buena suerte) y ahora sólo quedaba oír: melodía, ritmo, todo...
De pronto, algo extraño sucedió, mientras las sombras de las nubes recorrían el pasto, un pensamiento, sí, un recuerdo... era... era tan real. Vi reflejado en una ventana un títere que se movía al compás de una melódica, y entre saltos uno de los hilos se atoró con un pie, y se rompió, lo que dejó inmóvil un brazo, aún así siguió bailando, el frenesí de la música... la música...
La música se había parado. El ave dejó de cantar y el recuerdo se esfumó como un sueño.
¡no pares! -dije con cierta desesperación.
¿por qué?
No sé -dije con la mirada clavada en el suelo- parece que la música... y yo...es que...estaba recordando algo y cuando dejaste de cantar mi recuerdo se esfumó.
¿qué pasó?
No sé, canta...por favor...te lo ruego.
¿qué quieres que cante? Tengo muchas hermosas melodías.
La que estabas cantando, por favor.
Mmm...Está bien -dijo y comenzó a cantar-.
Quedé unos segundos hipnotizada, y me vi bailar. Veía mis brazos, mis pies. ¡Eran tan diferentes!, parecían tener vida propia.
Sí -dije interrumpiendo- ya sé, ya sé.
¿qué, qué sabes?
Quién soy -dije-, soy una bailarina de ballet ¡claro! de seguro sufrí una enfermedad y por eso no me puedo mover.
El pájaro soltó una risotada y dijo:
¿de verdad crees que eres una bailarina de ballet?
Claro -contesté- estoy segura que la del recuerdo soy yo.
Es probable, pero dudo que llegues a ser una bailarina de ballet con esa estatura.
Sí, soy chiquita, lo sé, pero es que apenas tengo nueve años.
¿estás segura?
sí..bueno...no sé.
¿no te das cuenta?
¿de qué?
Pues de que, si no te puedes mover, es porque eres un títere.
¿un... qué...? ¿Cómo?
Mira los hilos que te cuelgan, con ellos, sólo con ellos te puedes mover. Mira -dijo-. Y se acercó para agarrar un hilo con su pico, lo jaló y un dedo se movió. No era una roca, al menos si no me podía mover por mí misma no estaba del todo rígida como creía.
-Entonces...yo...¿no tengo movimientos propios?¿he sido manipulada por alguien más? Y ¿quién es?
Ya te dije, aquel señor que se fue.
Mmm...nunca lo había visto en mi vida -me quedé un momento pensando con la vista en el suelo, nada, ningún recuerdo-. ¿por qué nunca lo vi?
Tal vez porque siempre estuvo atrás de ti.
¿Tú lo conoces?
Sí.
Entonces ¿ya nos conocíamos?
Sí.
Mmm...no sé. ¿Seguro que no me estás confundiendo con alguien más? Todo es tan extraño...¡ya sé! -dije alzando la voz-. Estás en lo correcto pero parcialmente. Conoces al propietario de este cuerpo tan rígido e inmóvil, pero a quien no conoces es a mí.
¿Qué?
Sí...sí. Estoy segura de que éste no es mi cuerpo, cómo podría serlo, si yo soy una bailarina de ballet. De verdad. Pude ver mis brazos y mis manos cómo se movían tan grácilmente.
¿y qué tal que sea un títere bailarina? ¿no le parece más lógico?
En verdad señor...o quisiera decir...señor pájaro, nada me parece lógico -contesté-. Así que, ¿qué diferencia habría entre una y otra cosa? Ninguna -repuse nuevamente-, probablemente porque sin memoria no hay certezas; sin embargo, mis sensaciones son lo único en lo que me puedo fiar en este momento. Y aquel único recuerdo vívido de la bailarina -añadí-.Al menos en cuanto a sensaciones y es que también recuerdo haber visto un títere pero me es imposible pensar que eso sea yo.
¿qué sentías?
Es difícil de explicar -dije-. Verá. Sentía que la música se apropiaba de mi cuerpo y comenzaba a bailar, veía mis manos...no sé como explicarlo.
Y... ¿había alguien más?¿Cuántos?
Muchos, muchos comensales me observaban, un rey, una reina, todos vestidos de gala. Sentados detrás de una laaaarga mesa.
¿Eso es todo?
Sí. De ahí no sé más. Puede que haya sido mi último recuerdo antes de acabar aquí en este cuerpo -dije-.
Nuevamente comencé a entristecer, ahora, tal vez había algo por qué sentir nostalgia...un recuerdo...mi único recuerdo sensorial.
¿ Sabes a quién le pertenece este cuerpo? -repuse-.
El pájaro me miraba admirado, dio un par de brinquitos y alzó el vuelo otra vez hacia la rama del árbol. Parecía estar pensando profundamente o estar sumamente distraído, veía al cielo. Hasta que volvió a cantar. Nuevamente la melodía trajo consigo más recuerdos. Esta vez no eran tan gratos. Eran imágenes inconexas mezcladas con sensaciones. Un mago. Yo encerrada. Lloro. y...un estallido...una vela se apaga...unos pasos cerca...una gotera...
¿te acuerdas de esta melodía? -dijo el pájaro interrumpiendo mis pensamientos.
Creo recordarla, me suena familiar, pero no sé de dónde -dije- ¿dónde la aprendiste?
La tocaban mis súbditos en el palacio cuando celebrábamos fiestas.
¿qué palacio?
Mi palacio -dijo acercándose-. Ahí nos conocimos ¿no lo recuerdas? Ahhh... -dijo con un largo suspiro-. ¡Hace ya tanto tiempo de que nos conocimos!
Y dígame ¿cómo era su palacio? Estoy casi segura que estaba en la copa de un árbol frondoso, claro, de seguro usted era el rey de los pájaros. ¿no?
¡Nada de eso! -dijo irritado-. Yo no siempre fui un pájaro, yo era un rey de carne y hueso, tenía barba, y una corona.
Creo que usted también tiene problemas de identidad.
Hubo un gran silencio, las copas de los árboles se agitaban con el viento, unas cuantas hojas secas cayeron sobre mis piernas.
Y si era usted un rey -continué- ¿por qué ahora es un pájaro?
¿por lo mismo que tú eres un títere?
Mmm... No entiendo ¿qué tiene que ver una cosa con la otra?
Eres tan inocente como una mariposa que apenas a dejado su largo sueño de crisálida.
Sigo sin entender, no que soy un títere.
Mejor te canto una canción: un día la oruga vio a una mariposa
y esa mariposa podía volar
volar volar hasta un rebal
“que hermoso sería ser una mariposa”
decía la oruga que estaba celosa
celosa de no ser una sombra ligera
“si al menos pudiera alzar el vuelo
con una sola vez se iría mi anhelo”
y así al dormir llegó la ceguera
parecía que estaba prisionera
un sueño profundo la invadió
y en un capullo ella durmió
las estaciones pasaron y ella dormía
dormía dormía hasta que un día
se rompió el capullo y despertó
con hermosas alas amaneció
sonríe sonríe hermosa mariposa
la luz de la vida es tuya de nuevo
es hora de que te vayas y alces el vuelo...
-¿Ahora comprendes por qué no te acuerdas de nada?
-No. Pero me parece una bonita canción. ¿Tú la inventaste?
Eso no importa.
¿por qué dices que soy como una crisálida?
Para empezar haz cambiado 3 veces y ni cuenta te has dado.
Pero cómo me puedo dar cuenta de lo que me ha pasado si no lo puedo recordar.
Ahh -dijo el pájaro como exhausto- volvemos a empezar. Por eso mismo eres como una crisálida, has despertado de un laaargo sueño, si es que se puede llamar sueño.
Pues yo no me acuerdo ni de haber soñado.
Eso está más que claro. Ahora dime mi pequeña mariposa desorientada ¿por qué quieres saber quien fuiste?¿qué más saber quién fuiste? Ahora sabes quien eres: eres un títere. Y si te crees una bailarina, ya no lo podrás ser porque no te puedes mover.
Me quedé pensando unos segundos, en realidad no lo sabía. Lo que sí sabía o más bien sentía era la angustia de la incertidumbre.
Es que si no sé quien fui tengo la sensación de no saber quién soy ¿me entiende? Y eso me angustia en sobre manera. No sé por qué. Bueno, y también no saber si tengo casa, una familia, un lugar a dónde regresar, si alguien me ama, si alguien se preocupa por mí...en fin.
¿de qué sirve que lo sepas, de todos modos si te quisieras ir no podrías?
Puedo pedir ayuda
No, no puedes.
¿por qué?
Porque no tienes cuerdas vocales, porque no eres un humano, por eso no te podrías comunicar.
¿Entonces cómo es que hablo contigo?
Ya me habías hecho esa pregunta y ya te la contesté.
Hablas como un oráculo. No entiendo qué tenemos en común tú y yo para podernos comunicar.
Mírame con atención -dijo el pájaro dando un par de vueltas sobre su propio eje y extendiendo las alas-. ¿Ves algo raro en mí?
No, bueno no a primera vista.
Mira mis alas, mi pico, mis plumas, mis patas...¿te parecen normales?
El pájaro tenía razón, el resplandor de sus plumas era mayor que el de cualquier pájaro, su caminar era mecánico y muy meditado, de pronto de su pecho se abrió una puertecilla de donde asomaba un complejo mecanismo de engranajes. Estaba perpleja quise verlo con mayor detenimiento pero la puertecilla se cerró.
Viste -dijo-, tú y yo somos juguetes. Claro, no cualquier tipo de juguetes, estamos hechos con gran maestría. A mí hasta los pájaros me creen su semejante y gracias a eso he podido aprender su idioma. Y tú, cuando tu titiritero te manipulaba eras idéntica a una bailarina. En verdad, el espectáculo se hizo tan famoso que...
¿que espectáculo?
Espectáculo de títeres. Es increíble que no te acuerdes después de haberlo repetido durante tantos años.
De verdad me gustaría saber quién soy, es decir, sé que parezco un títere o un títere bailarina, pero cómo lo voy a saber si mis recuerdos me han exiliado, me he perdido, estoy a la deriva. Ojalá pudiera sentir la angustia de no ser nada, de ser invisible para la propia mente. ¿me entiende?
Yo sí recuerdo todo a la perfección y ¿sabes una cosa? De nada sirve recordarlo, porque las cosas no van a cambiar. Despreocúpate, nadie te espera en ninguna parte. No perteneces a nada. Nadie sufrirá por tu ausencia, porque no saben que existes.
Te ruego me digas todo lo que sabes.
Está bien, pero es una larga historia -y comenzó-:
Tú eras la bailarina de mi corte y yo era el rey, tenía un gran reino, sin embargo, no me interesaba mucho el gobierno, prefería la música, el teatro, la cacería etc. Al ver esto, la reina aprovechó para tomar el mando del reino. Todos la obedecían y así se hizo de un gran poder. Yo cada vez acudía más a los banquetes y hacía fiestas sólo para verte. Creo que me había enamorado de tí, de tu belleza. Un día te confesé mi amor y así comenzó un idilio que llegó hasta los oídos de la reina, ella, enfurecida acudió al mago (que también era su asesor) y le pidió un brebaje para envenenarnos, él se lo dio; sin embargo, había cambiado el brebaje (compadeciéndose de nosotros),
no era un veneno sino que sólo nos mantenía en un largo sueño que nos hacía parecer muertos, una vez que encontraron los cuerpos y los enterraron creyendo que habíamos sido víctimas de alguna rara enfermedad, empezó la metamorfosis, mis brazos se encogieron y de ellos salieron estas alas, mi boca se convirtió en pico, y así tú también fuiste convertida en un títere, el mago nos sacó de la caja y a mí me puso este mecanismo con el que no sólo puedo volar y moverme por mí mismo, sino también, cantar y hablar contigo, a ti te puso esos hilos para que te pudieras mover. Después nos utilizó en su espectáculo que duró hasta ahora. Todo este tiempo mientras fuiste un títere pasaron muchas cosas, yo ví morir a la reina envenenada por su hermano, ser conquistados, huir, ser encarcelados, viajar, y... Muchas y largas noches han sucedido, una tras otra como los anillos que rodean a una serpiente. ¿Y sabes qué es lo peor? -añadió-. Que no moriré nunca, tal vez no sabré qué es estar cerca de la muerte ni me preocuparé por ella. La eternidad está en todos, en ti, en mí, en un momento, en lo que fui, en lo que nunca seré, en los lugares que dejaron de ser como los vi, en los momentos que olvidé, en un abaniquear de abejorro.
¿por qué quieres morir?
Estoy aburrido. He vivido mucho tiempo así.
¿por qué no te matas?
Si quisiera morir tendríamos que matar al inmortal que nos hizo inmortales.
¿el mago? Perdón ¿el titiritero? Pero como matarlo si ya se fue.
Mejor dicho: cómo matar a un inmortal. No hay solución, siempre creí que el mago lo sabía todo, pero no. Jamás seremos lo que fuimos. De nada sirve la nostalgia de pasado. Siempre esperé a que despertaras, y ahora, ya no tengo nada que esperar. No tengo esperanza. Me voy.
¿A dónde vas?
Eso no importa, todos los lugares son el mismo lugar.
Pero si te vas, ¿con quién voy a poder hablar? ¿quién se apiadará de mí? Si no hablo voy a enloquecer. Por favor no me dejes.
Nadie se apiadará de tí. Estoy dispuesto a nunca volver, a no volver a nada, a permanecer en mi soliloquio eterno, incluso a enloquecer. Ya no me importa el mundo incluida tú. Adiós.
Aquel ave se fue, y yo...esperé que regresara el mago o el ave, muchos días se sucedieron uno tras otro...esperando no esperar.

Movimiento

Movimiento,
todos somos una sucesión de lunas
en espiral musical,
armonía del cosmos
la lluvia aprisiona el tiempo humano,
la espera no existe,
siempre ocurre algo
todo es clinamen y caída
en el continuum
como las lágrimas de la luna
escurriendo mi ventana
sudando implosiones cósmicas